miércoles, 30 de junio de 2010

Mis inicios.

Como la mayoría de los niños de mi generación, nuestros comienzos no fueron otros que vistiendo túnica de Hermandad, y ayudando a nuestros mayores en la labor de por aquellos entonces, empujar a los pasos. Corría el año 1.986 y este que os escribe no tenía más que 2 añitos, pero sin lugar a dudas, eran dos años cofrades. Ya me encontraba en los brazos de mi tío Jesús, delante del paso que me ha visto crecer como niño y como cofrade. En la mayoría de las ocasiones no me encontraba solo, sino siempre acompañado de mi primo, como podemos ver en la foto, y de algún que otro sujeto más. Eran años muy distintos, con una percepción distinta, y con una hermandad, estéticamente, aunque no interirmente, muy distinta a la que hace estación de penitencia cada Jueves Santo en Castro del Río.





Si el primer paso de la mayoría de nosotros fue vestir la túnica y empujar, siempre y cuando nos manteníamos en pie, a los pasos, el segundo paso era vestir el traje de romano en las diferentes escoltas que salían y salen en mi pueblo. Algunos enchufaos como un servidor, lo podía hacer de romano chico, otros no tenían más remedio que esperar las interminables listas de espera para poder hacerlo en la escolta de mayores. En la foto me encuentro al lado de mi Capitan, un gran amigo, que me sacó a cambio de algún que otro favorcillo, que me encanta recordar con él y mis mayores, pero sobre todo sacó a tocar el tambor a un niño que eso le volvía loco, y por aquellos entonces, hizo el más feliz del mundo.


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