viernes, 3 de febrero de 2012

Tres Caídas. Y una siempre será contigo.



 A todos los Tontos del capirote, a todos los contertulianos del Rincón Cofrade de Castro del Rio (Córdoba), a mis infatigables amigos, a mi “tonta familia” y a ti.



Por motivos ya conocidos no pude cumplir con la obligación rigurosa de acudir al perol cofrade veraniego de Villa-Triguito,  ni mucho menos aportar la ya típica y esperada ”chorraíta” que a mi persona se encomendó. Desde aquí  pido disculpas a todos. Y como nunca es tarde si la dicha es buena;  aquí tenéis mi particular capítulo que empecé a escribir a comienzos del verano y que pude terminar cuando la dicha volvió a tocar mi puerta. Desde la Lombardía, en mitad de la Pianura bassa,  junto a “Le tre torri di Pavía “(Italia) un español con el internet de la vecina hispano-chilena os envía su particular manera de ver la vida.


 “Tontos del capirote” (Tres Caídas. Y una siempre será contigo.)


 Lunes 8 de Agosto de 2010. 8:15 A.M. La Cala de Mijas Costa on the Buty Beach (Málaga). La temperatura oscila los 23 grados y la humedad es del 12 %.

Suena el despertador y con él Antonio Pantión. No sé quien cumplirá hoy años pero parece otro día cualquiera. Bueno, otro día especialmente bueno para ser otro Lunes cualquiera. En el tercer tiempo de “Jesús de las Penas” me levanté por instinto, ¡Al tirón!, como diríamos en nuestro argot.  Y cómo me venía pasando días atrás; Domingo, Sábado, Viernes...amortigüé demasiado en la levantá  y la caída queridos hermanos, fue consustancial. ¡Me cachis! Volvía a estar arriado en la cama, siendo incapaz de ganarle la pelea a la modorra mientras la marcha continuaba. Y en ese mismo instante, mi madre me gritó: 
-Cuuuuurro!!! (Está claro que ella sólo querría comprobar si aún seguía dormido o más concretamente si ya había protagonizado mi primera caída, pero yo estaba deseando escucharla y es que dicen que hay voces que dan vida y otras que dan la Vida.)    
 Así, como sobresaltado de un largo letargo contesté con un: - Diiiiiiiiimeeeeeee!!!!                                                                         
 Lo que ella dulcemente me siguió:   - ¡¡¡Vámonos Corazón!!! (Y ahí es cuando me digo;  mi madre a lo tonto a lo tonto  ..........Villanueva ¡tracatrá!) 
                                                                 
 Por contraposición, cosa bien distinta es mi padre. Su recia voz de mando junto a su erizado bigote no da tregua al beneficio de la duda y cómo diría un cómico de los de ahora:  “No lo digo, lo hago”  -Pon Pon Pon! (A todo esto, Papá no hace falta que llames porque ya te estaba esperando. Además la puerta ya está  abierta. Pero es que a él, lo de los tres toquecitos le encanta.  Y continua: )  -Curro!! (A lo que automáticamente respondo:) - Eiiiii!!! –No te tengo que decir nada, ¿eh? (Siguió sin darme tiempo a balbucear cualquier monosílabo u onomatopeya posible.)               
                                                                                                 
El “a este”, lo que le sigue y demás de seguro os lo imagináis, de igual modo que no hace falta que os diga que las bambalinas volaron de nuevo y los varales se salieron de la cama otra mañana más. Mi abuelo, cofrade y experimentado capataz de los de toda la vida (Muchos años le preceden) pasaba por allí. Y al verme en la guisa de calzoneta hasta las rodillas, lagañas que bien podrían volar y espigado cuál esbirro cimbreante, me espetó:

 -¡Así!  ¡Así se levantan los pasos!

Entre tanto la marcha terminó. Y un capataz en servicio de guardia que junto a un costalero con nombre de telenovela yacían en sendas camas entreabrió un ojo y desperezándose, levantó una de sus hermosas piernas que sobresalían los 1,90 del catre. Me miró como al filete que el día anterior no se pudo comer y con los labios secos me advirtió que:  -O le ponía otra marchita o ya estaba andando de frente.  Recordé entonces que parados  los pasos ahogan. Al mismo instante que comprendí que otro solo de bombo supondría el despertar de las fieras. Así,  dejé la vista a un lado y ya cuando la sombra de los puristas se alejaba, le eche un par de izquierdos a la zancada y con el miedo por alguna zapatilla voladora no identificada y porque tenía que superar el dintel de la puerta, eche el cuerpo a tierra por igual y protagonizando mi segunda caída salí Hosanna in Excelsis  triunfante al son de Radio María, (gracias Abuela por poner algo de color a tanto ruán).

El pasillo hasta el salón dejaba ver en el silencio, la oscuridad de la estrechez que tienen esas calles que sirven de antemano a mi añorado llano de la Villa. Me preparaba para una larga chicotá donde  la única música sería el Ángelus, interpretado por las angelicales voces de las monjitas del transistor de mi abuela que ya despertaba cuando el palio llegaba a su puerta.  El cortejo  lo formamos un Cocker Spaniel canela y careto que me seguía detrás como un fiel “aguaó” que cuando le vas a pedir agua te dice que te aguantes una chispita que ya es que queda poca . (Verdad Luka que hasta las piedras tiemblan cuando oyen de dar) Él y yo. Ese día no tuve Cruz de Guía, ni turiferarios que otras veces me anteceden con añejo incienso de solera (suerte tuve de ello). La escolta de romanos imposible de encontrar en esos días haciendo el “Perro Aguaó” las veces de gastador. Tampoco hubo ciriales.

La oscuridad se terminaba pronto en “El Saludo a mis Abuelos”.  La luz que alumbraba al Nazareno y esas velas que dejaban ver la ternura de sus ojos verdes me guiaban poquito a poco “la derechalante y la izquierda atrás.”  Con mucho mimo. Así fue la revirá que nunca quise que acabara. Arrié el paso y la tercera caída fue ante mis abuelos y el Sr de Espejo. Perdonad, mi tercera caída fue ante dos nazarenos de ojos verdes y ante la cirinea que bien tiene el cielo ganado y la tierra también. Entre sonrisas y miradas, besos, gestos y con la bendición de ellos, salí de su cuarto. Para mí; “Una capilla”. Me llame “la izquierdalante” y cómo me era imposible repetir la primera vuelta, más que nada porque venían detrás otras cofradías pidiendo paso. A regañadientes tuve que aliviar la vuelta y una vez terminada le di paso a la trasera alargando el paso un poco más. Llegué al Llano de la Villa y cuando todo indicaba que de nuevo iba a sonar la banda. Me sabía de memoria la manta del año pasado.   Mi madre que estaba haciendo café, me llamó:-¡Curroooo! (Y como viene siendo costumbre conteste: ) -¡Dimeeee!  - Que digo yo que antes de irte a la biblioteca te tomarás un cafelito o un algo-(La voz de mi madre sonaba cansada y lenta como si todavía estuviese envuelta entre sabanas) – Mamá está a punto de empezar la manta. Ahora no puedo arriar. Me voy a la biblioteca, ya desayunaré cuando haga relevo en “La Venta casa Paco”. – Bueno, pues de camino por la calle Fuengirola, cuidado con el costero izquierdo que te tira mucho la calle ¿eh?- (Terminó de mandar mi Padre que ya se había tomado su café con leche de un sorbo, quedándole blanquecina espumita en el bigote.)

 Suena Saeta Cordobesa, es la tercera marcha empalmada camino a la biblioteca. Lo sé, me quedan dos marchas, un minuto y treinta segundos de otra antes de llegar.  Lo que me daría un resultado de tres marchas y pico restándome por escuchar una; El himno.  Lo sé, la cofradía llegará con un pelín de retraso al “templo”. Pero bueno ¿quién se va enterar de eso? xD


Fotografía de Dolores Bello Córdoba.

No hay comentarios: