sábado, 14 de mayo de 2011

simple y llanamente......LOS PIES DEL SEÑOR DE LA VILLA (Parte I)



Era Cuaresma; y como requiere la misma, estábamos en días de conversión, de reflexión personal, de madurez cristiana, de mayor cercanía a ese Hijo de una niña hebrea, que con su corta edad, se postraba a los pies del Altísimo, y se dejaba llenar de la Gracia Plena del Espíritu Santo.


Era Cuaresma, y aunque ya los días menguaban para la Pascua; (Para nuestro querido y soñado Jueves Santo, tras la Gran Cena del Señor); continuábamos preparando, fraguando y lavando nuestro Cuerpo y nuestra Alma, como novio tembloroso que se dirige al Altar. Ni modo que seguíamos con catequesis, tertulias, cultos, ensayos, convivencias y en fin… haciendo lo que nos gusta, un poco de “Hermandad”.


Era Cuaresma, y los costaleros de Nuestro Padre Jesús Preso, hijo de María Santísima de los Dolores y Dios Padre Todopoderoso, cumplían 10 años de compromiso, 10 años de fidelidad, 10 años liberándolo de sus ataduras para llevarlo al Cielo de su Gloria. Una década. Toda una década llena de Amor, colmada de ilusiones, de rezos, suplicas y emociones; Una verdadera década, en la que hemos aprendido gracias a Él, verdaderas lecciones de humanidad y de Vida. Porque….. ¿Hay alguien más humano que Él? ¿Existe algo más vivo que Él? Un decenio repleto de amigos, de compañeros, de gente que no conocías, ni esperabas conocer. Él, en su Soberano Poder, nos unió un buen día a todos, en su particular red, pescadora de almas y hombres y se propuso amarnos, criarnos y protegernos a cambio de nada y por nada. Nos quiso así, tal y como éramos, “con nuestros más y nuestros menos”, sin mirar más lejos de lo que alcanzaban sus ojos. Nos quiso así, como Padre ciego prendido por sus hijos. No nos preguntó de dónde veníamos, cuál era nuestra descendencia y qué objetivo teníamos. No le hizo falta una respuesta, que era de los dos, el Único en saber nuestra auténtica penitencia.


Era Cuaresma y las nubes primaverales amenazaban una posible desgracia, que nadie quería ver. Los Costaleros del Señor de la Villa de Castro del Rio, seguían ensayando. Y entre “entrenamiento” y “entrenamiento”, (como decía el bueno de Don Rafael Aríza, que Dios lo tenga a su diestra), hacían peroles de convivencia, como ya es famoso y tradicional, “Perol de los José” en honor a “San José de Nazaret” (el padre terrenal de Nuestro Señor). Más os digo, que este año era especial. Sabíamos que El Señor de la Villa, no quería nada a cambio y todo se convierte en bondad, mansedumbre y dulzura de un Padre para con sus tiernos hijos. Pero, después de 10 años que ya ha llovido; Tenías que vernos juntos de nuevo; Señor. Tenías que ver; Padre, el cambio que algunos hemos dado desde entonces. Tenías que volver a vislumbrar nuestro rostro más de cerca. Debías saber que seguimos siendo tu cuadrilla, la que nació en tu casa, en la Vera Cruz.

Sabemos que no pediste nada a cambio, y por ese motivo, nosotros sólo queríamos mostrarte y devolverte lo que nos has enseñado en estos últimos años: Cristiandad; (porque es el factor principal en el que nos movemos, y si falta, esto no tendría sentido) Hermandad, Fidelidad, Humildad, Afán de superación, Espíritu de Sufrimiento, Compromiso, Disciplina, Sentimiento, Afición y…… Fe, mucha fe, porque cuando un hombre tiene fe, nunca estará sólo.


Así, con el corazón abierto y la fe renovada de quien tiene mucho guardado para dar y regalar, tus costaleros te ofrecieron un Domingo de Cuaresma, un Domingo de Convivencia, en el que hasta los caídos en estos años, regresaron para seguir sintiéndose llama viva de la Cuadrilla de Nuestro Padre Jesús Preso. Volvieron y alguno bajó de los cielos, cogido de tu mano derecha, para poder ser de nuevo……........simple y llanamente……..LOS PIES DEL SEÑOR DE LA VILLA.










(Vaya esta entrada dedicada a todos y cada uno de los Costaleros, capataces y auxiliares, que hicieron o hacen posible que este grupo humano sea " la cuadrilla de ensueño")


No hay comentarios: